29 de febrero de 2012

Cazador cazado.

Los cazadores recorrían el bosque tras el rastro de la criatura. Todas sus esperanzas estaban puestas en encontrarla, en vengar la muerte de todos y cada uno de los aldeanos que habían caído en el último mes.
Pero Ixiar era más lista que ellos. Mucho más...
Encaramada a la rama de un roble, les observaba en silencio. Sonrió con maldad. Un escalofrío recorrió las espinas dorsales de los campesinos; estaban perdidos. Sus únicas armas para defenderse de un ser atroz y sanguinario, eran rudimentarias herramientas de trabajo: horcas, hachas, varas, hoces, alguna daga si acaso. Su arsenal no valía nada en comparación con la fuerza y la destreza de su cazadora.
De repente, el aire se heló. Nada, salvo el crujir de la hojarasca bajo los pies de los cazadores, se oía.
El cazador cazado... una vez más.

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